Cuanto más evolucionan las redes sociales, y la venta por Internet, más necesario es contar con logística y transporte de mercancías. Y no solo mercancías.
Pese a estar inmersos en la era de la megamacromultiultracomunicación,
deberíamos recordar algo muy importante: no sólo las tecnologías online
nos sirven para ponernos en contacto los unos con los otros, sea por un
motivo personal o profesional. Los medios de transporte
siguen cumpliendo un papel esencial en ello. Desde una moto de pequeña
cilindrada a un avión de pasajeros, de una bicicleta a un crucero
marítimo. Por fortuna no sólo realizamos nuestra vida atados a un
ordenador, una tablet o un smartphone; el movimiento sigue teniendo
importancia y nos ayuda a relacionarnos, comunicarnos y trabajar.
El transporte es esencial para el desarrollo de miles de empresas.
Y no sólo de las que se dedican a ello como eje de su actividad, como
una firma de mensajería, una flota de taxis, una compañía de autobuses o
un negocio de transporte de mercancías. También son esenciales para el
desempeño profesional de otros muchos sectores.
Podemos daros miles de ejemplos: un restaurante con servicio de
comida a domicilio, un medio de comunicación, una farmacéutica con
atención domiciliaria, una marca de electrodomésticos cuyos comerciales
deben moverse constantemente, un hospital, una compañía de teatro…
Pero bueno, vamos con el seguro. Ya está de sobra reflejada la
importancia del transporte en el 99% de las empresas. Es el escenario
perfecto para introducir a nuestro protagonista del post, un producto a
tener en cuenta para empresarios y directivos cuya compañía dependa o
precise de la movilidad constante de sus medios materiales y humanos.
Hablamos de los seguros de transporte.
Por tierra, mar y aire
Íbamos a titular este apartado Para qué sirven, pero dado el
amplísimo espectro tanto de productos aseguradores como de sectores
profesionales en los que operan, iba a ser realmente complicado
sintetizarlo en unas pocas líneas. Para comprenderlos mejor dividiremos
los seguros de transporte en tres apartados: tierra, mar y aire.
Empezamos por los seguros para transportes terrestres.
La mayoría de ellos operan en el sector del transporte de mercancías.
Estos productos protegen los intereses no sólo de los propietarios de
los objetos que van de un lugar a otro, sino de los propios
transportistas durante el desplazamiento del material por parte de
vehículos terrestres, desde motocicletas a automóviles pasando por
camiones, trenes o furgonetas.
Se trata de seguros de daños materiales por los cuales la empresa
aseguradora se obliga a indemnizar al tomador por los daños que las
mercancías puedan sufrir a lo largo del transporte (siempre que se
pruebe, claro está, que hayan sido correctamente transportadas y
protegidas). Si, por ejemplo, el conductor de turno realizase una
maniobra imprudente o una colección de porcelana se rompiera al no estar
bien embalada el seguro no cubriría los daños al material.
Los seguros de transporte marítimo
pueden ser de muchísimos tipos. Unos van dirigidos a empresas
importadoras y exportadoras, mientras que otros se destinan a los
propietarios de embarcaciones de recreo cuyo negocio es alquilarlas al
público. Más allá de estas empresas también existen, por supuesto,
seguros que cubren a los barcos de uso particular.
Pero los seguros de transporte no sólo amparan a empresas móviles.
De hecho, hay decenas de productos destinados a otro tipo de compañías
que realizan su actividad en un mismo lugar: los armadores de buques,
las navieras, los puertos deportivos, marinas y clubes náuticos, los
astilleros y talleres de reparación de barcos…
Sin salir del mar citaremos también que existen otro tipo de seguros,
como los de responsabilidad civil relacionados con actividades
marítimas o de transporte o los de tripulación, que se dirigen a las
compañías contratantes que quieran proteger a sus trabajadores ante los
posibles accidentes que éstos puedan sufrir a bordo.
Por el aire el panorama es similar. Existen seguros para compañías importadoras y exportadoras por vía aérea que se encargan de cubrir los daños a la mercancía transportada, y otros dirigidos a empresas que trabajan en la explotación comercial de aeronaves
y la actividad aeroportuaria en general. Por supuesto, los afortunados
particulares que cuenten con un avión o varios entre sus posesiones
también poseen su seguro correspondiente.
Obras de arte
El transporte de obras de arte
supone un pequeño capítulo aparte en este post. Y es que, sea cual sea
la vía por la que se desplacen (aérea, marítima o terrestre) el valor
del contenido es siempre elevado y el riesgo de pérdida, robo o daño
puede acarrear graves consecuencias.
Por esa razón existen seguros de transporte específicos para las
obras de arte, habitualmente productos multirriesgo que ofrecen
cobertura no sólo durante su exposición en el museo o centro
correspondiente, sino a lo largo de su traslado.
Como se puede ver el tema del transporte, y los seguros que lo
cubren, es tan amplio y apasionante que seguro volveremos a él más
adelante.
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