Seamos honestos: hablar de la parca
no le agrada a nadie. Quizás es por ello que durante nuestro paso por
este camino vivamos, en la medida de lo posible, ajenos a esa realidad,
dejándola de lado hasta que no quede más remedio.
Sin embargo, hay bastante que planificar ante esa situación, pensar en cómo dejaremos nuestro pequeño mundo al irnos. Con este fin, una de las medidas que otorga tranquilidad a muchos es la de contratar un seguro de decesos, en la gran mayoría de los casos cuando ya se ha dejado atrás la juventud y se alcanza la mediana edad.
Sin embargo, posiblemente por lo
apuntado en el primer párrafo, muchas personas optan por dejar de lado
esa opción y empiezan a pensar en ella cuando llegan a la Tercera Edad. ¿Cuál es la situación en la que se encuentran?
Más vale tarde que nunca. Los mayores
pueden contratar una póliza de decesos, aunque como es lógico las
condiciones económicas que se les presenten no van a ser tan cómodas ni
flexibles como si hubieran tomado antes esa decisión. Veamos cuáles son
las opciones que se les presentan a los veteranos interesados en
suscribir un seguro de decesos.
Prima única: la solución
La solución que ofrecen la gran mayoría de las compañías de seguros a sus clientes es la prima única.
O, dicho de otra manera, abonar en un solo pago, que habitualmente se
realiza a la fecha de emisión de la póliza, el dinero necesario para
suscribir este producto y contar con sus coberturas.
No hay que preocuparse por las garantías
de las que se disponga, pues a grandes rasgos serán las mismas que las
de cualquier seguro de este ramo. La principal es la básica, la
cobertura económica y la gestión del sepelio del cliente; amén de un
amplio abanico de coberturas adicionales, que pueden ir desde los
traslados a la atención médica y psicológica pasando por la asistencia
en viaje, el servicio de gestoría, el de asesoría, el jurídico y un
largo etcétera.
Algunas aseguradoras, dada la elevada
edad de los contratantes, pueden añadir a su oferta algunas garantías
específicas que otros seguros de decesos no suelen incluir, como la de teleasistencia o los servicios de ayuda a domicilio.
Los mayores no se encuentran muchas veces en las mejores condiciones de
salud y estas coberturas son una buena manera de paliar los problemas
que derivan de esas carencias físicas.
La teleasistencia es una garantía que
puede resultar muy útil en casos de enfermedad grave, lesión importante o
durante una convalecencia a causa de un accidente. Supone contar, con
la asistencia de profesionales durante las 24 horas del día con acceso
por teléfono. En cuanto a los servicios de ayuda a domicilio, también
ofrecen al cliente la posibilidad de contar a su disposición con una
gran variedad de personal, en función de sus necesidades: telefarmacia,
servicio de catering, peluquería, asistencia a animales domésticos…
Como vemos, en cuanto a las coberturas
no existe problema. Quizás se convierta en un mayor quebradero de cabeza
el aspecto monetario, pues como es lógico el dinero a abonar -sin
llegar a ser prohibitivo- será elevado al tratarse de un solo pago. La
ventaja es que una vez pagado no hay nada más de lo que preocuparse,
convirtiéndose en cliente desde el primer segundo. Ya no debe realizar
ni un solo pago más, ni abonar recibos complementarios pese a que el capital asegurado se revalorice con el paso de los años.
¿Y los mayores… no tan mayores?
Nos referimos a los jóvenes del
grupo de longevos, personas cuya edad se sitúa entre los 65 y los 80
años. Aunque el panorama que se les presenta a la hora de contratar una
póliza de decesos pasa esencialmente por el abono de la prima única, es
posible que tengan alguna opción más a su disposición, que aún estén a
tiempo para la suscripción de un producto cuyo pago se realice mediante primas periódicas.
Sea cual sea su periodicidad (mensual,
trimestral, semestral o anual), hay una cosa clara: el importe siempre
será más elevado que el de una persona joven.
En esta opción de pago, además, cada año
que cumple el cliente contratante cuenta, y cuenta mucho: difícilmente
una persona de 65 años pagará unas primas tan altas como otra de 70; y
esta última no abonará las de una de 75.
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